domingo, 12 de enero de 2014

Art et propagande: "La déesse de la Démocratie"

"Hablar de la democracia y callar al pueblo es una farsa. Hablar de humanismo y negar a los hombres es una mentira". Ovidio.
"Si se hubiera de definir la democracia podría hacerse diciendo que es la sociedad en la cual no sólo es permitido, sino exigido, el ser persona". María Zambrano.
Durante todo este siglo XX, lleno de guerras, conquistas y tremendas masacres, la palabra «propaganda» ha ido poco a poco perdiendo su sentido original, el cual derivaba del verbo latino propagare y significa ‘multiplicar’, ‘difundir’ y ‘diseminar’; hasta finalmente adquirir un significado peyorativo. En el periodo entre guerras el uso del término "propaganda" fue utilizado a favor de obtener una opinión pública favorable, para ello el poder se sirvió de los medios de comunicación y masas, del cine, la censura, la manipulación, etc. para lograr tal fin.  
Tras las consecuencias de esta etapa, dicha expresión fue evitada y eludida por las nocivas connotaciones que había obtenido y se optó por usar otros términos similares que llevasen a cabo el mismo fin. Mientras unos países utilizaban eufemismos tales como "servicios de información", otros como la Unión Soviética o la Alemania Nazi por su carácter de autoritarismo, se les atribuyó la palabra «propaganda».  

«Para algunos "Arte de propaganda" es una contradicción de términos» Toby Clark. 
Contiguo a la llamada «propaganda» se encuentra ligado otro término que por su condición estética nos puede parecer totalmente contradictorio, como es el Arte. «Arte de propaganda» nos puede sonar bastante familiar, en la actualidad nos referirnos a toda aquella publicidad y obras artísticas realizadas en beneficio del estado o de otro grupo de dominio. Muchas veces también conocido como arte al servicio del poder. 
A lo largo de la historia el arte, la producción artística ha estado al servicio  y propaganda del poder dominante. Desde Egipto y Roma, para demostrar el poder y glorificar las victorias se erigían suntuosas y monumentales edificaciones. Como también durante la Edad Media, el arte servia al poder eclesiástico en la construcción y diseño del programa iconográfico para la realización de las grandes iglesias. Durante el Renacimiento y Barroco ocurría de igual modo con la particularidad de que el trabajo del artista era reconocido. Fue en el siglo XIX cuando el arte quiere desligarse totalmente de la presión y el mandato del poder para ser libre e independiente. 



Y es que nos puede parecer muy contradictorio unir el arte con la política. Al producirse esta unión podríamos preguntarnos ¿siguen ambas conservando sus cualidades, sus características o en cambio una de las dos pierde parte de ellas al unirse? En todo caso cabe destacar como en otras muchas ocasiones dicha unión ha tenido como objetivo que ambas, tanto la parte de propaganda y mensaje político como la artística, se encuentren en igualdad de condiciones, como es el caso del muralismo mexicano, entre otros muchos. 
Junto al llamado «arte de propaganda» encontramos su reacción opuesta, la «antipropaganda oficial» o «propaganda de oposición», que no son otros que "actos de disidencia" por la parte de la población no conforme con lo establecido. Uno de estos "actos" es la acción revolucionaria y discrepante que tuvo lugar en 1989 en Pekín llevada a cabo por una gran parte de la población.  


Este numeroso grupo de manifestantes reunido en primer lugar para conmemorar la muerte de Hu Yaobang; pero más tarde lo que comenzó con una siempre agrupación desembocó en una protesta y manifestación pro-democracia, como también en una huelga de hambre; todo ello tuvo lugar en la gran plaza de Tiananmen . Poco a poco se fue uniendo mucha más gente al lugar. Todos ellos abogaban por el fin de la corrupción oficial y de la censura. 


A lo largo de los días Tiananmen se fue llenando tanto de estudiantes como de familias enteras, en los que convivieron y compartieron numerosas experiencias. Lo destacado fue cuando un grupo de estudiantes de la escuela de Bellas Artes de Pekín realizó en la plaza una estatua de unos 10 metros de altura, compuesta de materiales básicos como la espuma de poliestireno y la pasta de papel que se aplicó sobre un armazón metálico.



La llamada "Diosa de la Democracia" aunque nos recuerde a la famosa Estatua de la Libertad de Nueva York, no se pretendió hacer una copia exacta de ella, por lo que conserva aspectos propios del arte chino tradicional como podemos apreciar en el rostro y la cabeza. Esta "diosa" se alzaba por encima de todas las personas congregadas y se enfrentaba con todo aquel panorama de propaganda impuesta y oficial; se abría paso, sin ataduras y con los brazos en alza encendiendo aquel fuego de la democracia y  la libertad. Pese a todo ello, a toda la lucha y esfuerzo al final todo se redujo al silencio por medio de la fuerza. A los pocos días de su inauguración esta "diosa" fue destruida como tantas vidas valientes, pero nunca olvidada. 

"Hoy, aquí en la Plaza del Pueblo, la Diosa de la gente alza en lo alto y anuncia al mundo entero: La conciencia de la democracia ha despertado entre el pueblo chino ¡la nueva era ha comenzado!"

Fuente: CLARK, Toby, Arte y propaganda en el siglo XX. Akal, Madrid, 2000. 

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