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miércoles, 8 de enero de 2014

Le travail est l'opium du peuple... Je ne veux pas mourir drogué!

"Quien entrega su trabajo a cambio de dinero se vende a sí mismo y se sitúa en las filas de los esclavos" Cicerón.
“El reino de la libertad solo empieza allí donde termina el trabajo impuesto por la necesidad y por la coacción de los fines externos" Karl Marx.
"El trabajo consiste en lo que un organismo está obligado a hacer; el juego consiste en lo que un organismo no está obligado a hacer". Mark Twain.
"El trabajo es la fuente de casi toda la miseria existente en el mundo. [...] Para dejar de sufrir, hemos de dejar de trabajar."

Bob Black autor de La abolición del trabajo, con su ingenio, ironía y buen humor nos propone un giro de 180º a nuestra visión establecida del mundo, a que rompamos con ella y que por fin podamos respirar, quitarnos las "cadenas" y dejar por fin de trabajar. Nuestra vida, día a día se encuentra inmersa en vivir para trabajar, vivimos para el trabajo, el trabajo es el que rige nuestras vidas. Entendemos el trabajo como una fuente de realización, de dignificación  y satisfacción del ser humano. 


De esta forma nos puede parecer algo extraño y un tanto utópico lo que Black nos formula y propone, ¿Abolir y romper con el trabajo? Eso es algo inverosímil y absurdo, podríamos pensar. Hoy este planteamiento no es sino una provocación. 
Conforme nos adentramos en su pensamiento encontramos una alternativa, otra forma posible de vida, en donde el juego tiene un papel esencial. 
Nuestra realidad es contradictoria cuando se trata de diversión y distracción. Todas y cada una de las ideologías existentes abogan por el trabajo, tanto las más conservadoras como las más revolucionarias, solamente disertan sobre sus condiciones y cualidades, de cómo quieren que sea, se habla de las condiciones del trabajador, del sueldo y la explotación, se debate sobre quienes deberían de gobernar pero ninguno de ellos plantea la posibilidad de otra alternativa al sistema actual, como nos dice Black "ninguno de ellos tiene nada en contra del poder como tal y todos quieren que sigamos trabajando"
Para ello debemos desprendernos del trabajo como algo obligatorio e indispensable para vivir. Hoy día no se trabaja por el hecho de disfrutar o por placer, sino para obtener un fin económico, un producto, en donde el trabajador se beneficia en menor medida de él. De esta forma pocas veces nos sentimos beneficiados o satisfechos de nuestro trabajo. 
  "El trabajo es producción impuesta por medios económicos" 

En este sentido Black acentúa el carácter nocivo del trabajo, cuando se refiere a estas condiciones dañinas las pone en el contexto de la civilización moderna, en las sociedades industrializadas tanto capitalistas como comunistas. Donde el trabajo se ha convertido en un medio de control y de esclavitud, de forma que el ser humano no pueda prescindir de él. 
Se nos mide por nuestro trabajo productivo; si somos útiles o si damos beneficio, somos al fin simples cifras al terminar nuestra jornada de trabajo. 
"El trabajo convierte la libertad en una parodia"
Todo aquello que nos interesa y nos motiva de nuestra tarea se ve minimizado y suprimido por la monotonía y el carácter obligatorio que nuestro trabajo adquiere. En palabras de Black, "[..] Este es el auténtico mundo del trabajo: un mundo de ineptitud burocrática, de discriminación y acoso sexual, en el que jefes estúpidos explotan y convierten en chivos expiatorios a sus subordinados"

Black nos alude a la degradación que cada trabajador sufre en su puesto bajo el nombre de "disciplina". Como nos controlan y nos sometemos a sus controles de vigilancia, mientras la disidencia y desobediencia es castigada con total severidad. Pero de todo ello pocas veces somos conscientes y es que "estamos tan ligados al mundo del trabajo que somos incapaces de ver lo mucho que nos perjudica"

Para ello y ver que el trabajo no es la única salida, ni el único modo de vida, debemos de fijarnos y analizar otras culturas e incluso trasladarnos a la vida de la humanidad primitiva, de esta forma podremos ver cómo el trabajo, tal y como hoy lo entendemos, en las primeras sociedades no existía, así apunta el antropólogo Marshall Sahlins, "los cazadores recolectores trabajan menos que nosotros, y en lugar de ser una labor continua, la búsqueda de alimentos es intermitente, el ocio es abundante".

La alternativa revolucionaria de Black es el juego, la actividad libre, el disfrute de todo aquello que queramos realizar, sin barreras de poder y coacción, de obligatoriedad y explotación. El secreto está en la transformación del trabajo en juego. Esta idea Black la basa en el trabajo tanto de Charles Fourier como de William Morris. 

"Nadie debería trabajar jamás. Proletarios de todos los países... ¡relajaos!"

Fuente: BLACK, Bob, La abolición del trabajo. Pepitas de calabaza, Logroño, 2013.

lunes, 15 de julio de 2013

La Nature et la Pensée (I)

"La villa es el lugar al que llevan los caminos"
"La caminata de la que yo hablo no tiene nada que ver con hacer ejercicio, como suele decirse, sino que es la empresa y la aventura del día en sí (...)" 
"La mitad de la caminata consiste en volver sobre nuestros pasos. Tal vez deberíamos lanzarnos al más corto de los paseos con espíritu de imperecedera aventura, con idea de no regresar jamás, listos para enviar sólo el corazón embalsamado a nuestro desolado reino"
H. David Thoreau.

Hace unos días que leo y disfruto de Pasear, del autor Thoreau. En cada pequeña página hay mil y una sensaciones; de repente te encuentras caminando en el interior del corazón del frondoso bosque, todo él te rodea y se crea una nueva relación entre tu y la naturaleza. A Thoreau no le gustaba pasear por aquellos caminos realizados por el hombre, ya establecidos; sino atravesar y adentrarse en la espesura del mágico bosque en el que sus pensamientos cotidianos o matinales como él los llamaba, se quedan a un lado y de esta forma poder "volver a sus sentidos", porque como nos dice Thoreau "¿Para qué estoy en el bosque, si pienso en cosas que no tienen nada que ver con él?".
En el pasear es donde está el placer, no se debe pasear con un fin o una dirección, si no que sea la propia naturaleza la que te guíe, sin prisas y entregado totalmente al paisaje que vas recorriendo.
Podemos afirmar como Thoreau era un enamorado de la naturaleza en su estado casi virgen, donde el ser humano aun no había llegado a intervenir en ella. Paseaba  unas dos o tres horas diarias y cada día descubría un nuevo paisaje. No trataba de apoderarse de esa zona nueva descubierta, sino que simplemente se dedicaba a disfrutar de ese paseo y toda la sensación que el caminar le transmitía. 
"De momento por los alrededores, la mayor parte de la tierra no es propiedad privada; el paisaje no tiene dueño y el caminante disfruta de cierta libertad (...)" 
Tanto la política como la Iglesia, el Estado, la industria o el comercio, no tienen cavidad en el paisaje, no valen los instrumentos inventados por el ser humano para determinar la naturaleza; no existen leyes en el bosque. En el paisaje, el caminante se aleja de todo ello hacia la llamada naturaleza salvaje. Lo salvaje, lo virgen, esa era la joya que le deslumbraba.
"Para mí, la esperanza y el futuro no están en los jardines ni en los campos cultivados, si no en los pantanos inaccesibles y movedizos"
Quizás el concepto de bello no radica en la perfección de la naturaleza; no es un árbol más bello por tener una forma más esbelta y perfilada que uno en el que sus ramas han ido tomando distintos caminos dotándolo de una forma más amorfa e uniforme.
La naturaleza que ideamos como bella es la que el hombre ha actuado y manipulado, creando una nueva según sus principios de belleza. Pero es cierto que esta belleza tiene más de nosotros que de la propia naturaleza, es artificial. La verdadera belleza de la naturaleza es la que nos cuenta Thoreau, aquella que se encuentra en lo salvaje, en lo desagradable y bravío que el hombre no conoce o aparta como algo indomable y bárbaro.
"Allí está la naturaleza, la médula, de la naturaleza"
Dejemos que el paisaje se nos descubra, apartémonos de nuestros condicionantes y establezcamos una nueva relación con nuestro paseo.

Un verano para pasear.